El
clima estaba raro, el sol salía y luego se ocultaba detrás de las nubes, por
ratos lloviznaba.
Hace ya un mes que vivo en este
barrio, no ha pasado mucho tiempo. Afuera llueve y en mi casa no hay un alma:
mi madre fue a hacer las compras, y mi padre…mmm… no tengo.
Con mi madre no hablamos de él, según
ella, nos abandonó cuando cumplí 3 años. No me dijo el motivo de su
desaparición, porque ni ella lo sabe… comprendo que aún no quiera ni nombrarlo,
aún la herida está abierta.
Paso
la gran parte del tiempo en mi cuarto, ya sea dibujando o leyendo; siempre lo
hago sentado en mi cama. Hago todo prácticamente en mi cama, es una mala
costumbre mia.
Tengo un escritorio, pero solo lo uso
cuando quiero dibujar. Mi cuarto se ordena fácil, ya que soy muy prolijo.
Mi madre trata de hacerme caprichos, pero no la
dejo; me gusta ganarme las cosas por mis propios medios, es por eso que
trabajo. No le e contado nada a mi madre, es que no quiero preocuparla.
No soy nada especial, se podría decir:
“normal”, pero no me gusta usar ese
término, por que al decirme normal me siento como solo uno más del montón, y no quiero eso. Aunque tampoco me gusta
resaltar, mas bien soy “casi normal”. Estoy en la adolescencia, como le dicen
algunos “la edad del pavo”, ¡la rebeldía!... Aunque yo lo llamaría: “El castigo”.
¿Por qué el castigo? Es que me encanta exagerar las cosas y que todo parezca
más trágico; además, ¡es terrible! Estoy en camino de perder por completo mi infancia
y volverme “un robot”. Trato de hablar con gente de mi edad pero me resultan
muy aniñados. Luego pruebo con personas mas maduras, y parecen androides, en mi
opinión… claro.
Tal vez no debería ser tan deprimente y tratar
de hacer amigos, aunque ¿para qué quiero más amigos? Tengo unos… que están por
algún lugar, tal vez en sus casas o en el parque. Ellos se acercaron a mí y comenzaron
a hablarme, me alegra que hayan hecho eso, por que si fuera por mí no hablaría
con nadie.
No es que sea malo o que la gente no
me agrade, es que simplemente me cuesta comunicarme.
Son cuatro mis amigos y uno de ellos
es mujer. Los conocí, por coincidencia, en la escuela. Creo que ya han pasado
tres años desde entonces, sí… no son
muchos años, pero demuestran ser buenos amigos. Uno de ellos se convirtió en mi
mejor amigo hace dos primaveras, fue el primero que se animó a hablarme. Su
nombre no es de importancia para ustedes, sólo para mí; no lo diré por que soy
egoísta y no me gusta compartir mis afectos. Hay una cosa que es especial para
mí: un dragón de papel que él me hizo. Está arrugado, por que intentó varias
veces armarlo. Fue su primer origami; un poco complicado, en mi opinión, pero a
él le gustan los retos. Así que sin ninguna duda lo acepté, y aun lo atesoro;
es el mejor regalo.