Cuando se me ocurrió
recorrer el tren, no pensaba que pudiera encontrar a aquel hombre. Camine al
lado del él con la mirada baja, tuve la suerte de no ser reconocido. De repente el tren se detuvo,
aun faltaban 3 estaciones para llegar a mi destino. Sin pensarlo dos veces baje
del tren, esperaría en la estación hasta el próximo tren, eso fue lo que pensé.
Me apoye sobre una de las columnas con mi única valija a mis pies, en ella
llevaba dinero, ropa y un paquete que se me fue encargado entregar. Mire al
cielo que estaba gris, al parecer se acercaba una fuerte tormenta,-espero
llegar antes que la lluvia caiga- era lo único que podía pensar en ese momento,
me preocupaba el no llegar a tiempo.
Miro el reloj de la estación,
ya eran las 3pm. y el tren no se veía venir. –Tal vez se halla retrasado, no debo
preocuparme- me repetía para calmarme. Escucho un tintineo de campanas, eran de
una niña de al parecer 6 años, se veía muy feliz tocando sus tres campanitas.
Ella feliz bailaba al ritmo de la música, cada vez se acercaba más al borde de
la estación. Mire alrededor pero no había nadie, tal vez sea una niña de la
calle, al parecer su pie derecho perdió el ritmo ya que resbalo en el borde. Corrí
hacia ella y logre alcanzarla – ¿estas bien?- le pregunte preocupado mientras
la alejaba de la orilla, -s-si gracias- tartamudeo un poco al contestarme. Del
bolsillo izquierdo de su campera saca una bolsita roja, en ella guarda las
campanas. La niña con cara de preocupación empezó a recorrer la estación, ¿Qué es
lo que buscaba?.
Una luz choca en mi
cara y luego desaparece, era una campana que estaba tirada en la estación del
frente. Era fácil el pensar en dar la vuelta y recuperarla, pero la campana se
encontraba debajo de la estación. Mire hacia ambos lados y no había rastro del
tren, asi que me decidí a bajar por la campana. Salte las vías y llegue a donde
se encontraba la campana, di la vuelta para regresar, ahora solo me faltaba
subirme. Asome mi cabeza y allí estaba la niña llorando por su campana, -oye
niña!, ¿buscabas esto?- le grite. Sus lágrimas desaparecieron y su llanto fue
cambiado por una hermosa sonrisa. –Muchas gracias- me dijo feliz, yo le devolví
una sonrisa.
Escuchaba un sonido
pero no podía descifrar de donde venia, la niña se puso seria y me señalo algo
con el dedo. Seguí su dedo con mi mirada, ese era el sonido del tren. Me apresure
en subir, pero mi pantalón se atoro con algo. Nunca uso pantalones tan largos,
pero solo por este día quise probar un nuevo estilo, quien iba a imaginar que
este cambio me costaría la vida. La niña desesperada trato de subirme, pero el
tren se veía más de cerca. Desatore mi pierna y rompí el pantalón, rápidamente me
tire debajo de la estación.
Me pegue a la pared y
me quede congelado, no podía moverme, un simple movimiento sería un error que
no podría reparar. Levante un poco mi vista, podía ver a las personas que
bajaban del tren, todas ellas no notaban mi presencia. Sonó el tren anunciando
su partida, aquel sonido dejo un zumbido en mis oídos. Nuevamente me quede
quieto, solo debía esperar a que el tren partiera hacia su destino. Ahora que lo
pienso este era el tren que debía tomar, tal vez nunca llegue a mi hogar, no volvería
a ver el rostro de mi amada esposa… pero que desesperantes pensamientos, el
tren se mueve lento.
Cerré mis ojos y me
imagine en mi hogar, ella a mi lado como siempre sonriéndome. Era lo único que
podía hacer, solo cerrar los ojos y rogar por que el tiempo pase rápido. El
suelo temblaba, pero el temblor se iba desvaneciendo, el tren ya se estaba yendo.
Abrí mis ojos y el
tren ya no estaba, subí rápido, tal vez la niña estaba preocupada por mí. La
estación estaba vacía lo que me parecía raro, sacudí un poco mi ropa y salí de
la estación. En la calle había mucha gente reunida, parecía que miraban algo,
tal vez algún accidentado. Me acerqué solo por curiosidad. Me abrí paso entre
la gente, esa ropa me era muy familiar. Quise ver la cara de aquel hombre que yacía
casi muerto en el suelo, pero los enfermeros lo levantaron en una camilla.
Cuando levantaron a aquel hombre, callo algo que al parecer era de su bolsillo.
Lo levante, era una foto, la observe atónito. En esa foto estaba mi esposa y a
su lado estaba yo, no comprendía nada, como era esto posible. De repente me
invade un dolor fuerte en todo el cuerpo, me
caigo al suelo, mis ojos se van cerrando lentamente. Trato de que no se
cierren, tengo miedo de no poder despertar. Finalmente mis ojos se cierran
contra mi voluntad…
Escucho una voz que
me llama. Abro los ojos, al parecer estaba en el hospital, pero ¿por qué? ¿Cómo
llegue aquí?. Siento algo pesado en mis
piernas, despacio y con cuidado me voy sentando. Era ella estaba dormida, toco
su mejilla que estaba mojada, tal vez estuvo llorando. Acaricio su pelo y ella
se despierta. Sonríe como siempre lo hace. Espero a que se calme y le pregunto
lo sucedido. -¿Qué acaso no te acuerdas?, tu ibas bajando del tren cuando del
otro vagón bajo un hombre y te disparo.-, quede sorprendido, entonces todo fue
una imagen de mi cabeza. Aun así estoy agradecido de seguir con vida y de ver
su sonrisa, ahora sus sonrisas no serán las mismas.
Fin.
Autora: Laura Lucero
Autora: Laura Lucero
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