Me pides que te de respeto
pero ya lo has perdido
con aquel insulto que me has dicho.
¿Cómo respetarte?
Si cada vez que me llamas
es para insultarme.
Te ignoro sin problemas,
tus palabras ya no me llegan.
Solo espero el día en el que me valla
y al fin deje de ver tu cara…
Es poco decir que
eres un “monstruo”,
pero esa definición
no te la mereces.
Hasta un monstruo tiene más corazón
que tu “alfeñique”.
No gastare mis palabras
en insultarte
ya que perdido estas.
Mi odio te sigue en silencio,
maldiciéndote a lo bajo mi cabeza esta,
no se anima a gritarte
lo que en ella guarda…
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