7 dic 2011

¿A que le temen los gatos negros?





 Gaspar es un gato joven, vivió unos pocos meses con su madre y luego lo separaron de ella. Como todo gato fue a parar a una tienda de mascotas junto con otros gatos. Los demás gatos le tenían miedo, se preguntaran ¿Por qué?, es que Gaspar no era marrón o blanco, ni tampoco con manchas, no el era negro. Era tan negro que apenas lograba uno ver su osico, tenía el ojo derecho rojo carmesí, y el izquierdo gris claro como la luna. No solo los gatos de la tienda le temían, los demás animales no se le acercaban. Imagínense el terror que le tenían, ni siquiera la serpiente se le acercaba. Pobre Gaspar nadie lo quería, todos le temían.
 Los días y las semanas pasaban, y nadie lo adoptaba, poco a poco la tienda se iba vaciando. Dentro de unos cuantos meses ya no abría más animales. Gaspar se negó a ese futuro triste y desolado que le esperaba, así que, con sus garras logro abrir la puerta de su jaula. Trepo sobre una pila de cajas hasta llegar a la ventana que se encontraba abierta. Dio una última mirada a sus asustadizos amigos y salto.
 Camino y camino, solo iba acompañado de la luz de la luna y la dulce oscuridad que lo abrasaba en esa fría noche. Todas las noches Gaspar se pasea por los techos de las casas, siguiendo a la Luna, quien lo guía en su camino. Pobre gato, estaba tan acostumbrado en andar por la oscuridad que la luz de Sol le dañaba los ojos. Cada ves que se cruzaba con un humano, este huía de horror. Hasta que un buen día se cruzo con una pareja, la pareja al verlo no corrió. Gaspar se les quedo mirando, no sabia como reaccionar. De repente la mujer sonríe, y se acerca lentamente hacia Gaspar. Gaspar se asusta un poco, y da un paso hacia atrás. La mujer se ríe y extiende su mano hacia él. El gato negro siente la mano de la mujer tibia y cálida, como la oscuridad que siempre lo acompaña. Estaba tan feliz que maulló de felicidad, al maullar el pobre gatito se asusta, él nunca había echo un sonido parecido a este. El hombre que se encontraba detrás de la mujer, alzo a Gaspar y lo cubrió con sus brazos. La dulce mujer saco una manta de su bolso y la coloco sobre el gato negro. El dulce gatito al sentir seguridad y protección quedo profundamente dormido, le alegraba mucho el echo de que había encontrado a alguien que lo acurrucara como la oscuridad, y que le brinde su dulzura como lo hacia la Luna todas las noches.
 Gaspar abrió sus ojos lentamente, unos rayos de Sol chocaban contra su cara, así que el gato negro corrió debajo de la cama, en donde se encontraba descansando, solo quería refugiarse de la Luz del Sol. Estuvo allí un tiempo largo, asta que de la puerta ve asomarse a la dulce mujer. Sintió una felicidad enorme al verla, quería correr hacia ella, y que ella lo cubriera con sus suaves y cálidos brazos, pero su enemigo se lo impedía. La joven se agacho y se encontró con Gaspar, él se alegro aun mas por que lo había encontrado rápidamente. La dulce mujer extendió su mano para sacar a Gaspar, este se le acercó sin ningún problema. Pero al alzarlo Gaspar quedo expuesto a los rayos del Sol. El pobre gato asustado volvió debajo de la cama. La joven no sabía lo que le ocurría, cubrió al gato asustado con una manta y lo llevo a una veterinaria. Él veterinario reviso los ojos de Gaspar, los ilumino con una linterna, el gato asustado confundió la luz de la linterna con la del Sol así que salto hacia su ama. El veterinario le explico que Gaspar sufría de una sensibilidad asia las luces fuertes. Le dio algunos consejos y luego se retiraron.
 Pasaron semanas y meces, y Gaspar seguía con la misma sensibilidad en sus ojos, al parecer no tenia cura. La pareja ya se había acostumbrado al problema de él, todas las noches se turnaban para salir a pasear con el gato. Esa era su rutina, de día trabajaban y de noche pasaban tiempo con su amado gato, no lo consideraban como una mascota, lo trataban como tratarían a cualquier persona.
 Los años pasaban, la pareja envejecía el gato permanecía igual. El gato negro sabía que no podía escapar del futuro solitario que lo esperaba, tarde o temprano los brazos cálidos y protectores desaparecerían. El sabía todo eso pero no quería escapar, él quería permanecer con ellos hasta en sus últimos días.
 Después de 5 meses sin previo aviso ocurrió lo que Gaspar más temía, la muerte de sus padres. Padres así consideraba a lo que otros animales llamaban amos. Ellos se acostaron en sus camas como todas las noches y jamás despertaron. Gaspar estaba muy triste, de sus ojos caían lagrimas, se sentía decaído no quería apartarse de ellos, trato de despertarlos pero no funcionaba. Aunque él sabia que no despertarían, no podía aceptarlo, negaba la muerte de sus amados padres.
 De repente de la puerta aparecen uno hombres vestidos de blancos, traían una cama rara que jamás había visto. Acostaron a los padres del gato negro en esas camas raras, y los cubrieron con unas bolsas negras. Esos hombres venían a llevarse a sus padres, Gaspar presentía que no eran malas personas así que solo se acostó sobre el cuerpo de su madre. Fue un largo viaje hasta que al fin llegaron, el gato negro observaba todo con mucha atención, pasaron por unos largos pacillos, hasta que de repente unas manos frías lo separan de sus padres. El pobre gato empieza a maullar, trata de escapar, pero no lo consigue.
 Fue llevado hasta una sala en donde allí se encontraban muchas personas llorando, había una joven que mas le causo curiosidad. El hombre de las manos frías lo dejo con esa joven, ella se encontraba muy triste, el gato la observo con mucha atención, la joven se parecía mucho a su madre. Él savia que no era su madre las manos no eran igual de cálidas. Gaspar trato de animar a la joven, pero esta continuaba llorando. Miro hacia su alrededor y se preguntaba así mismo, ¿por qué lloran estas personas?, ¿por qué están tristes?. Quería preguntarles tantas cosas, pero no podía, lo único que podía hacer era maullar.
 El gato negro decidió quedarse con la joven cuyos rasgos eran iguales a los de su madre. Pasaron tres días desde que no veía a sus padres, él savia que no despertarían pero aun así quería volver a verlos. Al cuarto día de su estancia en la casa de la joven paso algo raro, la joven tomo algo del cajón y se lo puso a Gaspar, no savia que era esa cosa en su cuello, pero aun así le gustaba por que era de color negro como él. El gato curioso observaba todos lo movimientos de la joven, le pareció raro que se vistiera de negro, ella normal mente usaba colores con tonos pasteles.
 La joven alzó a Gaspar y lo cubrió con una manta, una vez afuera se subieron a un auto blanco en el cual también había personas vestidas de negro. El viaje no fue muy largo, llegaron a un lugar parecido a un parque, al gato le gusto pero era raro a la vez, ¿por qué habían maderas clavadas en la tierra formando una forma rara?, también habían muchas flores acomodadas unas al lado de otras, todos eso era raro para el gato.
 La joven cargo al gasto hasta llegar a una especie de iglesia, en el medio habían dos cajones. El gato negro y la joven se sentaron, Gaspar observo su alrededor y observo a personas llorando, y a otras reteniendo sus lagrimas. Una por una las personas se acercaban a dejar flores en los cajones, luego llego el turno de la joven quien también dejo una flor, pero no era como las demás ella dejo una rosa. El gato negro sintió una enorme curiosidad por lo que estaba adentro de las cajas, así que dio un gran salto y llego a trepar a uno de los cajones. Adentro se encontraban sus padres, Gaspar maulló de la felicidad, le corrían lágrimas de los ojos, no podía creer que tenía una oportunidad más de ver a sus amados padres. La joven y Gaspar se quedaron hasta que ya no quedo nadie en la sala. El Sol ya no molestaba, se había ocultado para dejarle lugar en el cielo a la dulce Luna. Subieron a un auto que los llevo hasta la casa de la joven.
 Al bajar del auto el gato negro no quería entrar a la casa, quería ser abrasado por la dulce noche, y que la dulzura de la Luna calmara su tristeza. La joven al solo ver a Gaspar savia lo que él quería, así que lo llevo a pasear. Caminaron toda la noche, y cuando amaneció el gato negro ya no se encontraba a su lado. La joven no hiso más que esperar a ese solitario gato, algo le decía que iba a volver.
 La siguiente noche el gato volvió, la joven se puso muy feliz. Desde ese día la joven espera a Gaspar todas las noches,  aunque le gustaría saber por que solo aparece en la noche.
 Pobre niña no se a dado cuenta que aquel gato negro se ha vuelto uno con la oscuridad. Todas las noches la dulce luz de la Luna lo guía hacia la casa de aquella joven, solo para hacerle compañía.
Fin
Autora: Laura Lucero

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